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martes, 15 de abril de 2025

porque escribí la canción "La envidia"

 


Porque escribí la canción "La envidia"


La envidia es una manifestación de la escasez de amor hacia nuestro prójimo. Esta sombra oscura es un mal que divide a las almas y genera tormentos profundos en aquellos que sufren bajo el peso de esta energía negativa.

Aristóteles describió la envidia no como un deseo benigno de lo que alguien más posee, sino “como el dolor ocasionado por la buena fortuna de los demás”.

Todos hemos recorrido el penoso sendero de cruzarnos con almas envidiosas, cuya oscura energía puede no ser evidente al principio. Sin embargo, con el tiempo, el comportamiento extraño de estas personas puede revelar la sombra de su ser, obligándonos a tomar la difícil decisión de distanciarnos de quienes apagan su propia luz con la envidia que sofoca su felicidad.

Aquellos que cargan esta energía negativa, como es la envidia, son seres infelices, atrapados en una tormenta de emociones, y por ello, siento una profunda compasión. Esta empatía me ha llevado a componer una canción destinada a ayudar a quienes sufren por el tormento de la envidia, guiándolos hacia la luz al final de su oscuro túnel.

No es necesario señalar ni criticar a quienes, a través de sus acciones, manifiestan una envidia latente, pues su comportamiento lo grita a voces. No debemos condenar a estas almas, ya que estoy convencida de que nadie desea habitar en esa tormenta.

Esta emoción destructiva puede fragmentar amistades, familias e incluso matrimonios, ya que no tiene piedad y convierte a las personas en víctimas de su propia negatividad. Esta energía oscura invade sus almas y les impide vivir en paz, dedicándose a perturbar el bienestar ajeno.

Lo más alarmante es que, en su mayoría, las personas no logran reconocer que cargan con este problema de envidia; aceptan vivir en este malestar sin preguntarse si hay algo que puedan hacer para transformar sus vidas y liberarse del sufrimiento que le causa ver la felicidad de los demás.

Como decía Sócrates: "La envidia es el veneno del alma". Este sentimiento, que surge cuando se desea lo que otros tienen, puede llegar a ser un monstruo perturbador que acecha nuestras vidas y afecta a nuestra felicidad y bienestar.

También el destacado Nietzsche decía que, la envidia podía ser un acicate para la superación, un estímulo para la creación. El individuo que es capaz de canalizar su envidia, de convertirla en admiración y emulación, puede llegar a superar al objeto de su envidia y alcanzar su propia grandeza.

La envidia en su significado espiritual tiene sus raíces en la desconfianza en la provisión de Dios. Cuando envidiamos, estamos esencialmente diciendo: "Dios no me ha dado lo suficiente". 

También revela un corazón insatisfecho, que siempre anhela más y más. La envidia es un veneno que corroe el alma.

Tras la envidia se esconde la impotencia de un deseo incumplido. Refleja el amargor insoportable de saber que alguien lo ha hecho realidad. Quien envidia, aclaraba Pulcini, irá “en contra de sus propios intereses con tal de que otro tenga daño”. Por eso es una pasión triste, porque no beneficia a nadie.

 La envidia es una clara señal de la ausencia de amor hacia el prójimo.

Jesús dijo, si ustedes lo hacen todo por envidia o por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué sentirse orgullosos, y faltarán a la verdad. "Porque esa sabiduría no viene de Dios, sino que es de este mundo  y produce celos, peleas, problemas y todo tipo de maldad."

En general, las personas pueden sentir vergüenza al reconocer que experimentan envidia. Sin embargo, con un poco de humildad, es posible aceptar esta emoción que nos atormenta. 

Al hacerlo, podemos comenzar a sanar y liberarnos de ese tormento, que a menudo nos mantiene en la oscuridad y nos impide vislumbrar la luz del amor que reside en cada uno de nosotros.

Es fundamental cultivar hábitos saludables que nos alejen de la envidia, como el ejercicio de la gratitud. Incluir un sentido de agradecimiento por las pequeñas cosas de la vida, a menudo desestimadas, es esencial para nuestro bienestar diario. 

Con frecuencia, permitimos que la carencia de lo que deseamos desvíe nuestra atención hacia lo que nos falta, descuidando así la importancia de apreciar lo que ya poseemos. Mantenernos en un estado de gratitud nos ayuda a enfocarnos en lo positivo y a enriquecer nuestra vida.

No es necesario contar con grandes posesiones materiales para experimentar la felicidad y cultivar un corazón agradecido. Lo fundamental radica en sentir gratitud por lo que se tiene en el presente.

veamos a continuación las letras de esta maravillosa y poderosa canción:


La envidia opaca la felicidad que 

se oculta detrás de una realidad 

en total oscuridad que se niega

 amar de manera incondicional 

 

Prefiero admirar la felicidad 

de los demás y no desear la 

mediocridad (oh)

(aquí quiero precisar lo que significa ser una persona mediocre: las personas mediocres viven en un mundo de negativismo autodestructivo y se han propuesto consciente o inconscientemente, contaminar la vida de los demás.)

(La envidia: se define como una emoción tóxica que surge cuando una persona percibe una desigualdad entre lo que tiene y lo que posee otra persona. Esta comparación puede llevar a una sensación de malestar y un deseo incontrolable de tener lo que el otro tiene, o incluso destruirlo en el proceso.)(envidiar es desear algo)

continua..

 El tormento de la envidia es un 

lamento que evito tomar como 

ejemplo porque el tormento es 

su lugar de sufrimiento. 

 

Prefiero admirar la felicidad 

de los demás y no desear la 

mediocridad (oh)

 

Envidiar la felicidad de los demás 

no puede ser parte de mi personalidad 

porque yo nací para amar y en el amor

 encuentro la felicidad que la envidia 

no me puede dar.

 

Prefiero admirar la felicidad 

de los demás y no desear la 

mediocridad (oh)

 

La mediocridad nace de la

 incapacidad de amar y admirar

 la felicidad de los demás 

 

Prefiero admirar la felicidad 

de los demás y no desear la 

mediocridad (oh)

 

Elijo amar la belleza de admirar 

la felicidad de los demás y 

demostrar que es mejor 

amar que envidiar 

 

Maria G.







Historias verdaderas

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