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La liberación del rencor 

A lo largo de nuestra vida cargamos muchas veces con el peso del dolor de heridas que dejamos sin sanar de palabras que se clavan en el alma y de errores que nos cuesta perdonar tanto en otros como en nosotros mismos pero en este camino hacia la paz interior y la plenitud hay una ley que no podemos ignorar, la ley del perdón es una ley silenciosa y poderosa que nos llama a soltar aquello que nos pesa y a liberar el rencor que nos ata y abrirnos a una vida llena de libertad.

Qué es la ley del perdón

La ley del perdón nos enseña que para poder vivir en paz y alcanzar la verdadera libertad interior debemos aprender a perdonar, es una ley que trasciende el simple acto de disculparse o de dejar ir algo superficialmente, perdonar significa liberar y soltar de una vez por todas el peso de aquello que nos hiere. 

Es un acto que hacemos tanto por los demás como por nosotros mismos porque aunque no lo veamos cada rencor, cada resentimiento es una cadena que nos ata y nos impide avanzar, recuerdo una vez en la que cargaba con un resentimiento profundo hacia alguien que me había herido sentía como ese rencor se volvía parte de mí como cada pensamiento negativo me alejaba de la paz que tanto anhelaba, fue entonces cuando me di cuenta de que perdonar no era hacerle un favor a esa persona era un acto de amor hacia mí mismo era liberarme de una carga que no quería llevar más.

El rencor como prisión del alma 

El rencor aunque a veces parece darnos una sensación de control o de justicia es en realidad una prisión que construimos alrededor de nuestro corazón, cada vez que recordamos una herida y volvemos a sentir ese enojo es como si aviváramos el fuego de algo que debería haberse apagado hace tiempo, nos volvemos prisioneros de nuestras propias emociones y eso nos roba la paz nos quita la capacidad de vivir el presente con plenitud.

Te has sentido alguna vez atrapado en ese resentimiento repitiendo en tu mente las mismas historias reviviendo el mismo dolor, esa es la señal de que algo necesita ser liberado de que hay una herida que clama por sanación y aunque nos cueste aceptarlo el único camino para sanar es el perdón.

Cómo se perdonan las heridas profundas

A veces las heridas son tan profundas que sentimos que perdonar sería traicionar nuestro propio dolor pero la verdad es que el perdón no niega la herida al contrario la honra la reconoce y luego la suelta con amor, perdonar es aceptar que no podemos cambiar el pasado pero si podemos decidir cómo queremos vivir el presente .

Cuando enfrenté una de esas heridas profundas comencé a preguntarme qué es lo que quiero sostener en mi corazón, quiero seguir aferrándome al dolor o quiero liberar ese espacio para algo nuevo.

Fue un proceso lento pero cada día elegía conscientemente soltar un poco más y darme el permiso de sanar de liberarme y con el tiempo descubrí que al perdonar el amor y la paz comenzaban a llenar los espacios que antes ocupaba el rencor.

El perdón como un acto de amor propio

A veces pensamos que el perdón es un regalo que damos a otros pero en realidad es el acto más hermoso de amor propio que podemos ofrecernos cuando perdonamos nos estamos diciendo a nosotros mismos que merecemos paz que merecemos vivir sin el peso del pasado nos permitimos cerrar ciclos sanar nuestras heridas y abrirnos a una vida más plena es común que pensemos que al perdonar estamos siendo débiles que estamos dejando de lado nuestra dignidad pero el verdadero poder está en el perdón en la capacidad de decir esto ya no me define ya no tiene control sobre mí porque al final el perdón es una llave que abre la puerta a una libertad que no conocíamos una libertad que solo podemos experimentar cuando soltamos el pasado y nos abrazamos a la paz del presente. 

Cómo perdonarnos a nosotros mismos

No solo debemos aprender a perdonar a los demás también necesitamos perdonarnos a nosotros mismos a veces las heridas más profundas son las que nosotros mismos nos castigamos por los errores  y por las decisiones que creemos haber tomado mal por las palabras que dijimos sin pensar, el perdón también nos pide que soltemos esos reproches que aprendamos a vernos con compasión y a sanar esa relación que tenemos con nosotros mismos.

Recuerdo una época en la que no me perdonaba por un error que había cometido me juzgaba me castigaba constantemente en mi mente y ese rencor hacia mí mismo me impedía avanzar hasta que un día me dije si puedes perdonar a otros por qué no puedes perdonarte a ti mismo y en ese momento entendí que el perdón es una decisión de amor y que al perdonarme me estaba dando permiso para, crecer para aprender y para seguir adelante.

La liberación que trae el perdón

El perdón es como soltar una carga que llevamos en la espalda es como respirar profundamente después de haber estado conteniendo el aire cuando perdonamos algo en nuestro interior se libera y sentimos como la paz comienza a ocupar el espacio que antes ocupaba el resentimiento esa es la magia del perdón no cambia el pasado pero transforma el presente.
Cada vez que perdonamos estamos construyendo un camino de libertad de paz interior y no se trata de olvidar sino de recordar sin dolor, de aceptar que cada experiencia, cada persona que ha pasado por nuestra vida ha sido parte de nuestro aprendizaje, al soltar el rencor nos liberamos de la carga del pasado y nos abrimos a una vida más plena y más auténtica.

El perdón en la vida diaria 

La práctica del perdón  no es un acto que ocurre una sola vez es una elección constante cada día que podemos encontrar pequeñas oportunidades para perdonar, para soltar, para liberar.

Cada vez que alguien nos ofende o que algo no sale como esperamos tenemos la opción de aferrarnos al dolor o de soltarlo con amor, cada mañana al despertar puedes comenzar con una pequeña oración: 

"Hoy elijo perdonar y soltar todo aquello que ya no me sirve"

Hazlo como un acto de liberación, como un recordatorio, es el camino hacia la paz.


Extracto del libro: Metafísica y crecimiento espiritual.


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