Todos hemos conocido en algún momento de nuestras vidas a una persona que parecía ser un lobo disfrazado de oveja.
Recuerdo a una amiga que encarnaba precisamente esta dualidad: su simpatía y dulzura la hacían parecer un ángel caído del cielo, iluminando la oscuridad con su amorosa amabilidad.
Al principio, me sentí muy alegre y emocionada al pensar que finalmente había encontrado una amiga en quien confiar y con quien podría compartir momentos felices.
Vivir en un país extranjero, sin familiares a quienes recurrir, hace que una verdadera amiga pueda ser de gran ayuda para mitigar la soledad que se siente al no haber tenido la suerte de tener amigos auténticos hasta ese momento.
Pensaba que mi suerte había cambiado y que finalmente podía tener una amistad verdadera que pudiera durar para siempre.
Me sentía tan segura de que ella era una amiga genuina que estaba considerando invitarla a cenar en mi casa. Sin embargo, de repente, las cosas comenzaron a revelarse tal como eran; era como si el velo de una mentira comenzara a caer lentamente, revelando su verdadera identidad.
La mentira no puede permanecer oculta por mucho tiempo, y mucho menos la hipocresía que acompaña sus oscuras intenciones ocultas. Aunque por un tiempo estas intenciones pudieron permanecer en la sombra, la verdad es implacable y, tarde o temprano, reclama su lugar.
"Perder la credibilidad es como perder una parte de ti"
Una mentira insignificante puede facilitar una situación sin el temor a consecuencias graves; sin embargo, una mentira de mayor envergadura puede acarrear repercusiones significativas que podrían destruir por completo tu credibilidad.
Es fundamental prestar especial atención a este aspecto, ya que la pérdida de credibilidad implica también la pérdida de una parte esencial de tu ser.
La confianza se basa en la creencia de que una persona actuará de manera correcta. Esta se mide en función de acciones, palabras y valores, mientras que la credibilidad es la capacidad de generar confianza. La credibilidad es una cualidad positiva que requiere lealtad a la verdad, manteniéndose fiel a ella a pesar de las circunstancias, sean estas favorables o desfavorables.
Aristóteles dijo: "La tragedia del mentiroso no es tanto su mentira, sino lo que viene detrás de ella".
Los motivos por los cuales una persona elije perder su credibilidad son diversos,por ejemplo:
Beneficios personales
Muchas personas buscan iniciar nuevas amistades con el único fin de obtener algún beneficio. Estas personas están dispuestas a destruir su credibilidad para conseguir ventajas, generalmente económicas.
Aquellos que creen que el dinero es la clave de la felicidad son más propensos a mentir, ya que su deseo de riqueza elimina su necesidad de mantener su integridad.
Ser una persona confiable no te puede garantizar riquezas ni lujos, pero sí asegura una paz mental y una conciencia tranquila, algo que no deberíamos negociar por nada del mundo.
Sin embargo, mientras persista la creencia de que el dinero es sinónimo de felicidad, muchos seguirán persiguiéndolo incansablemente, convencidos de que les proporcionará la dicha que anhelan.
Para no perder la credibilidad es crucial entender que el dinero ofrece placer, pero no felicidad; proporciona momentos placenteros, mas no la verdadera felicidad.
El dinero es fundamental para satisfacer nuestras necesidades básicas y para poder llevar una vida digna. Sin embargo, es esencial no elevar el dinero a un pedestal, ni honrarlo o adorarlo como si fuera un objeto sagrado.
El dinero no puede garantizar la felicidad eterna; en realidad, puede convertirse en una trampa mortal que nos lleva a ser esclavos de nuestra búsqueda incesante de riqueza. Esta búsqueda puede resultar en un ciclo interminable de trabajo y el deseo insaciable de más, haciéndonos sentir que nunca es suficiente.
Los seres humanos a menudo crean creencias erróneas sobre la verdadera naturaleza de la felicidad, perdiéndose en un mundo que fomenta el consumismo como una manera de llenar vacíos y mitigar la falta de propósito y enfoque en la vida.
El miedo
El miedo puede transformarse en tu peor enemigo, tejiendo ilusiones a través de creencias limitantes que obstaculizan tu capacidad para actuar con autenticidad.
El miedo a ser rechazado
En muchas ocasiones las personas prefieren esconderse detrás de una mentira por miedo al rechazo porque tienen la creencia limitante de que su valor depende de las opiniones y de la aprobación de los demás.
Las personas prefieren mentir antes de exponerse a situaciones incómodas. Ser creíble requiere valentía y fortaleza para defender la verdad, y no todos están dispuestos a asumir esa responsabilidad; muchos optan por el camino mas fácil y prefieren ocultarse detrás de una mentira.
Se necesita una fortaleza mental y emocional para enfrentar las opiniones ajenas, y muchos no están dispuestos a sostener una verdad que los coloque en una situación de vulnerabilidad.
Miedo a perder amistades y seres queridos
Otro motivo que puede llevar a una persona a mentir es el temor a perder seres especiales. Sin embargo, mantener una relación basada en mentiras no es un vínculo auténtica ni transparente.
No es necesario recurrir a la mentira o la hipocresía para preservar los vínculos familiares y afectivos; lo crucial es la forma y la intención con las que comunicamos nuestras verdades.
Al expresar una verdad, es fundamental hacerlo con el propósito de transmitir un mensaje genuino, no con la intención de dañar a otros.
La verdad, en última instancia, pone las cosas en su lugar y no debemos temer que la verdad asuma su papel, ya que es la única que nos hará libres, liberándonos de cargas y remordimientos inútiles.
Las personas manipuladoras buscan ejercer influencia sobre el comportamiento de alguien, persuadiendo a la toma de decisiones para su propio beneficio.
Proverbios 26:24-26 enfatiza que la manipulación es traicionera, y que Dios valora la honestidad y la integridad en las relaciones (Efesios 4:25). La manipulación es contraria a los principios de amor y respeto que promueve la Biblia. El Señor detesta los labios mentirosos, pero se deleita en las personas confiables (Proverbios 12:22).
Descubrir las mentiras de mi amiga me impulso a tomar acciones y decisiones que me permitieran permanecer en un estado de paz y autenticidad.
En estas situaciones, el distanciamiento es la opción más saludable, ya que resulta difícil mantener una amistad cercana con una persona que carece de autenticidad.
Es posible mantener una relación a una distancia prudente. No es necesario convertirse en su enemiga al revelar sus engaños, pero sí es fundamental distanciarse para evitar caer nuevamente en su manipulación.
Imagina cómo se podría sostener una amistad estrecha cuando se pierde la confianza; cada afirmación queda impregnada de duda, ya que la credibilidad se ha desvanecido.
Lo más desgarrador de desvelar que alguien ha tejido una mentira tan monumental es que comienzas a cuestionar cada palabra que te ha dicho anteriormente.
Recordar aquel instante en que pronunció esa falsedad con tal convicción y con una naturalidad desconcertante sugiere que está acostumbrada a expresar mentiras de tanto peso y eso resulta verdaderamente asombroso y peligroso.
Existen personas que no se percatan de que convertir la mentira en un hábito cotidiano está destruyendo sus propias vidas.
Muchas de ellas se encuentran actualmente en una situación de total desolación, resultado de edificar un castillo de mentiras que, con el tiempo, se derrumba y les estalla en el rostro.
“El que practica el engaño no morará en mi casa; el que habla mentiras no permanecerá en mi presencia” (Salmo 101:7). “Quita de mí el camino de la mentira, y en tu bondad concédeme tu ley” (Salmo 119:29)
Vivir en la incertidumbre, sin saber si una persona está diciendo la verdad, es una experiencia desagradable que provoca alejarse de esa persona. La realidad es que muchas personas no comprenden la magnitud de perder su credibilidad. Imagina decirle algo a alguien y que esa persona responda: "No te creo".
Poner en duda la palabra de alguien es devastador, ya que implica la pérdida de una parte de su esencia. El hecho de que las personas dejen de creer en ti debe ser aterrador.
Cuando una persona tiene el valor de mentir a pesar de existir pruebas físicas evidentes que demuestran lo contrario, se podría considerar un acto de rebelión contra la verdad ya que intenta imponer una falacia por su propio beneficio sin ni siquiera medir el peso de sus mentiras y las consecuencias de ellas.
Perdonar la rebeldía y la conducta vergonzosa de esta amiga es necesario, pero es igualmente crucial mantenerse lo más alejada posible de ella.
Este tipo de situaciones se presentan con frecuencia, y a lo largo de nuestras vidas nos encontraremos con personas dispuestas a vender mentiras para obtener beneficios económicos. Esto es parte de la realidad de un mundo donde prevalece una notable falta de amor y donde las personas están cada vez más ávidas de dinero.
Es esencial saber identificar a estas personas a través de su comportamiento y sus palabras. Al principio, puede que no nos percatemos de sus verdaderas intenciones, pero con el tiempo, su verdadero carácter se revela. En ese momento preciso, debemos tomar una decisión firme de mantener una distancia prudente de ellas.
No es necesario albergar rencor hacia estos individuos. Podemos igualmente ofrecerles ayuda desde nuestra generosidad y amor, pero esto no implica que debamos aceptar ni tolerar sus mentiras. Hay quienes creen que pueden tratarnos como meros objetos, utilizando nuestro apoyo para alcanzar sus objetivos a través de engaños.
Ante tales situaciones, es posible sentirnos ridiculizados por sus esfuerzos a envolvernos en sus mentiras, pero no es necesario dejarnos llevar por la ira.
Estas personas, aunque puedan parecer cercanas al mundo espiritual, demuestran con sus acciones una profunda confusión e inclinación a los deseos mundanos. Debemos tener compasión por ellas, deseando que Dios los guíe hacia el verdadero camino espiritual, donde la honestidad y la autenticidad son fundamentales.
Elijo recordar a esta amiga por su gran simpatía y olvidar la parte oscura que fracturó nuestra amistad, la cual pensé que sería duradera.
Sin embargo, el tiempo siempre proporciona las respuestas, y debemos aceptar con amor la verdad que se nos manifiesta en todo su esplendor.
Para mantener una mentira, es necesario un considerable esfuerzo mental, ya que se deben generar continuamente nuevas falsedades que respalden la original. Además, la gestión del lenguaje corporal requiere un esfuerzo consciente para presentarse de la manera más natural posible, alineándose con las palabras que ocultan la verdad.
Este proceso puede considerarse un arte que demanda dedicación y habilidad para convencer y poder alcanzar el objetivo deseado.
Asimismo, hay individuos que poseen la capacidad de interpretar el lenguaje corporal y detectar contradicciones entre lo que se dice y en el comportamiento exhibido.
Para mí, es fundamental permanecer cerca de la verdad, incluso sabiendo que esto puede implicar la pérdida de amistades y el distanciamiento de situaciones que no se sustentan en esta base esencial.
Mi credibilidad es uno de los valores que más atesoro, y considero que es una cualidad de gran importancia en las personas. Sin embargo, cada vez parece que se pierde la autenticidad y la apreciación de esta valiosa característica.
Reconozco que, en un mundo que valora lo superficial y los placeres, este camino puede resultar ser más difícil de transitar; sin embargo, estoy dispuesta a asumir las consecuencias de elegir mantenerme fiel a la verdad.
No hay ninguna norma que indique que decir la verdad sea algo negativo, pero es crucial prestar especial atención a la intención con la que expresamos dicha verdad. Basándonos en el respeto y la autenticidad, siempre es posible comunicar la verdad sin temor a defender lo que es real.
Dios tiene la capacidad de poner todo en su lugar, asegurando que la verdad prevalezca y ocupe su debido lugar. Debemos confiar en su infinita misericordia y en su justicia, las cuales son equitativas para todos.
Maria G.
Extracto de mi libro: Una vida de perdón
Cancion sobre el perdón: Elijo perdonar
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