S. Mateo 7:7-11 »Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre. »
La idea de escribir un libro había permanecido en mi corazón durante mucho tiempo hasta que un día he decido dar el primer paso, aunque mas adelante eso resultaría ser un desafío para culminar. Al principio, mi entusiasmo era desbordante y sentía un impulso poderoso que me motivaba a escribir. Sin embargo, tras algunos meses, opté por hacer una pausa y me enfoqué en otras actividades. Pensé que tal vez no era tan urgente o importante y que podría concluirlo más adelante.
Era consciente de que finalizar este
libro requeriría innumerables horas de dedicación plena, tanto física como
mental. Era esencial contar con una concentración total, sin perder el enfoque,
para poder concretar todos los detalles.
Tuve que sumergirme en los
rincones más profundos de mi mente para recordar y organizar toda la
información, con el objetivo de compartirla de la manera más concisa posible,
priorizando lo más significativo.
Cada vez que pensaba en continuar
con la redacción del libro, perdía por completo el entusiasmo. Nunca he sido
una amante de la escritura; el esfuerzo requerido me desmotivaba, y siempre
encontraba una excusa para postergar el trabajo.
De vez en cuando, surgía en mi
mente el pensamiento de “debo terminar el libro”. Algo en mi interior me
instaba a escribirlo y compartirlo. Mantuve ese sentimiento durante un tiempo,
hasta que llegó un momento decisivo.
“Escribe tu verdad”
Para concluir este libro, necesitaba una concentración que no estaba dispuesta a invertir en ese momento. Por lo tanto, tomé la decisión de buscar, desde lo más profundo de mi ser, una respuesta o una señal. No quería perder tiempo en algo que, en ese momento, no era mi prioridad. Así fue como, una noche, le pedí a Dios, desde lo más profundo de mi alma, que me iluminara y me proporcionara una señal clara, directa y contundente que no dejara ninguna dudas sobre la necesidad de terminar este libro.
Recuerdo que, mientras hacía esta petición, pensaba: “¡Esta vez se lo estoy poniendo muy difícil! ¿Cómo logrará darme una señal tan fuerte, directa y contundente? ¿Cómo podría hacerlo?” Creía haber complicado demasiado las cosas, pero mi creencia limitante estaba a punto de ser desmantelada.
Días después, me olvidé
totalmente del asunto, hasta que un querido amigo de la India me escribió por
WhatsApp, dejándome completamente sorprendida y con la boca abierta con el impactante contenido de su mensaje. Su
mensaje decía exactamente lo siguiente:
-“Hola mi querida amiga ¿cuándo vas a
escribir tu propio libro? No sé pero esto me viene desde el fondo de mi
alma. “Cuando ella escribe su libro”. “Ella debe escribir
algo”. “Y realmente quiero que escribas un libro y te conviertas en la
autora de un libro interno basado en tu
realidad de vida o algo que pueda conectarse con los sentimientos de las
personas y con su corazón.” Tienes mente intelectual, corazón puro y buena
observación.
Pasados unos pocos segundos de leer su mensaje me quedé totalmente pasmada
y asombrada con lo directo que había sido este mensaje. El mensaje había sido
respondido exactamente como lo pedí. Recordé de nuevo mi petición:
“Necesito una señal clara, directa y
contundente, que no me deje ninguna duda de que tengo que terminar este libro”.
Para Dios, nada es imposible; quien solicita con fe
siempre recibirá una respuesta. Al escribir esta parte del libro, todavía me
encuentro asombrada por este mensaje tan
increíblemente exacto y directo. El mensaje de mi amigo había despejado todas
mis dudas.
Es importante destacar que él no tenía idea de que había comenzado a escribir un libro, ni mucho menos de su contenido.
Para hacer la respuesta aún más clara y contundente,
Dios no solo me confirmó que debía concluir el libro, sino que también mencionó
el contenido que debía incluir, el cual coincidía perfectamente con lo que
había comenzado a escribir. ¡No podía ser más directo y contundente!
La grandeza de Dios es infinita. He comprendido que
este libro puede ser de gran utilidad para aquellas personas que enfrentan
dificultades para otorgar el perdón y que debía continuar dedicando mi tiempo y
todo mi empeño para terminarlo.
Sabía que no sería una tarea sencilla, dada la
complejidad de algunos eventos.
Después de recibir una señal tan impresionante clara me
sentí llena de motivación para continuar con lo que había comenzado.
Creo que, en la actualidad, las personas
enfrentan crecientes dificultades para otorgar el perdón, lo que les lleva a
transitar por la vida cargando amargura y dolor y la mayoría no saben cómo liberarse de
ese odio que los queman por dentro.
Lucas 6:37 No juzguen, y
no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les
perdonará.
El odio y el
rencor nos destruyen internamente y nos alejan del amor de Dios, el amor puro y
verdadero que nos revitaliza y nos permite brillar con nuestra verdadera
esencia.
Proverbios 17:9
El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a
los amigos.
No podemos
permitir que el odio y el rencor dividan a nuestras familias. Es fundamental
que el amor prevalezca. Debemos aprender a amarnos, aceptando tanto nuestros
defectos como nuestros errores, ya que es en esos momentos cuando realmente
demostramos el verdadero amor. Esto es parte de nuestra esencia, creada a
imagen y semejanza de nuestro Creador.
Escribir
este libro me brinda la oportunidad de ayudar a las personas a salir de la
oscuridad y encender la luz que llevan dentro, la cual ha sido apagada por
sentimientos negativos y oscuros que les impiden reconocer que el amor es lo
único que nos conducirá hacia la felicidad. Para amar verdaderamente, es
fundamental aprender a perdonar.
La ley del perdón nos enseña que para poder vivir en paz y alcanzar la verdadera libertad interior debemos aprender a perdonar, es una ley que trasciende el simple acto de disculparse o de dejar ir algo superficialmente, perdonar significa liberar y soltar de una vez por todas el peso de aquello que nos hiere.
Es un acto que hacemos tanto por los demás como por nosotros mismos porque aunque no lo veamos cada rencor, cada resentimiento es una cadena que nos ata y nos impide avanzar, recuerdo una vez en la que cargaba con un resentimiento profundo hacia alguien que me había herido sentía como ese rencor se volvía parte de mí como cada pensamiento negativo me alejaba de la paz que tanto anhelaba, fue entonces cuando me di cuenta de que perdonar no era hacerle un favor a esa persona era un acto de amor hacia mí mismo era liberarme de una carga que no quería llevar más.
A menudo, consideramos que el perdón es un regalo que
otorgamos a los demás; sin embargo, en realidad, es el acto más hermoso de amor
propio que podemos ofrecer. Al perdonar, nos estamos comunicando a nosotros
mismos que merecemos paz y que podemos vivir sin el peso del pasado. Nos
permitimos cerrar ciclos, sanar nuestras heridas y abrirnos a una vida más
plena.
Es común pensar que
al perdonar estamos demostrando debilidad o que estamos menospreciando nuestra
dignidad. No obstante, el verdadero poder radica en el perdón, en la capacidad
de afirmar: “esto ya no me define, ya no tiene control sobre mí”. Al final, el
perdón se convierte en una llave que abre la puerta a una libertad que no
conocíamos, una libertad que solo podemos experimentar al soltar el pasado y
abrazar la paz del presente.
El perdón se asemeja a liberar una carga que hemos llevado durante mucho tiempo; es como inhalar profundamente tras haber contenido la respiración.
Cuando perdonamos, experimentamos una liberación interna y sentimos cómo la paz comienza a llenar el espacio que antes ocupaba el resentimiento. Esta es la esencia del perdón: no cambia el pasado, pero transforma el presente.
Cada vez que perdonamos, estamos construyendo un camino hacia la libertad y la paz interior. No se trata de olvidar, sino de recordar sin dolor, de aceptar que cada experiencia y cada persona que ha formado parte de nuestra vida ha contribuido a nuestro aprendizaje y crecimiento espiritual. Al soltar el rencor, nos liberamos de las cargas del pasado y nos abrimos a una vida más plena y auténtica.
Maria G.
Extracto de mi libro: Una vida de perdón ✔️
Cancion sobre el perdón: Elijo perdonar