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Medio de intercambio:
Aristóteles entendía que el dinero facilitaba el comercio y permitía a las personas obtener lo que necesitaban de manera más eficiente que a través del trueque.
Crematística:
Aristóteles condenaba la acumulación de riqueza por la riqueza misma, ya que veía que esto podía llevar a la deshumanización y a la búsqueda de ganancias sin límites, lo cual era un uso "antinatural" del dinero.
Justicia económica:
Creía que una sociedad justa debía equilibrar la distribución de la riqueza y que la búsqueda excesiva de ganancias podía generar desigualdades y conflictos.
Dinero como herramienta:
Para Aristóteles, el dinero debía servir a las necesidades humanas y a la vida buena, no ser el objetivo principal de la vida.
En resumen, Aristóteles veía el dinero como una herramienta útil para el intercambio, pero no como un fin en sí mismo, y advertía sobre los peligros de la acumulación excesiva de riqueza, la cual consideraba contraria a la naturaleza y a la justicia.
"Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas". (Mateo 6:24).
Raíz de males:
El amor al dinero es descrito como
la raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10).
Desvío de la fe:
La codicia puede llevar a las personas a desviarse de la fe y
causarles muchos sufrimientos (1 Timoteo 6:10).
Inseguridad:
Las riquezas materiales son efímeras y no
brindan verdadera seguridad (Lucas 12:15).
Esclavitud:
El deseo desmedido de riquezas puede llevar a
la esclavitud de los deseos (1 Timoteo 6:9-10).
Consejos y enseñanzas:
Mayordomía:
La Biblia enfatiza que todo lo que tenemos
pertenece a Dios, y somos administradores
de sus bienes (Mateo 25:14-30).
Contentamiento:
Se nos anima a estar contentos con lo
que tenemos (Filipenses 4:11-13).
Generosidad:
La Biblia llama a la generosidad y al
compartir con otros (2 Corintios 9:7).
Administración sabia:
Se recomienda planificar, ahorrar y
evitar deudas innecesarias (Lucas 14:28).
La felicidad no reside en disfrutar de unas buenas vacaciones, ni en visitar un spa, ni en recorrer múltiples países alrededor del mundo. La felicidad es algo más profundo; proviene del interior y no depende de factores externos o de posesiones materiales. Es un estado que se cultiva desde adentro, desvinculado de lo superficial.
Puedo observar a mi alrededor a personas que disfrutan de buenas vacaciones y llevan una vida bastante acomodada. Sin embargo, los veo muy serios, como si algo en su interior estuviera apagado.
En mi caso, puedo afirmar que no tomo vacaciones y que mi vida no se caracteriza por la comodidad. Sin embargo, esto no ha sido un obstáculo ni una razón para que no pueda experimentar una felicidad plena.
Una parte fundamental de la felicidad radica en dedicarse a actividades que nos apasionen. Si te gusta tocar la guitarra, entonces toca la guitarra; si disfrutas cantar, canta; si te encanta bailar, entonces baila; y si correr es tu pasión, corre. Realizar aquello que nos apasiona enciende el alma y nos hace sentir plenos, vivos y felices.
Problemas de naturaleza moral y ética
Si colocas el dinero como la prioridad principal en tu vida, considerándolo como el medio para alcanzar la felicidad, es probable que puedas actuar de manera inapropiada en busca de beneficios económicos.
Esto podría manifestarse, por ejemplo, en la tentación de mentir, ocultar o incluso de robar si se presenta la oportunidad.
Una persona puede llegar a cometer diversos actos inapropiados con el único objetivo de obtener dinero, sin considerar los métodos que emplea ni a quiénes puede perjudicar en el proceso y la mentira se puede convertir en su mejor amiga.
Existen millones de personas que se encuentran separadas de sus seres queridos debido a cuestiones económicas. Esta situación se relaciona estrechamente con las creencias y las dinámicas que las personas establecen en torno al dinero.
Maria G.
Extracto de mi libro: Una vida de perdón
La prueba es si puedes mantener en alta frecuencia sin importar lo que esté sucediendo o quién esté cerca. ¿Puedes permanecer en tu propia...